Hoy hablamos de la joya de la corona, la guinda del pastel, lo que hace al pueblo de Conil famoso mucho más allá de su frontera, ¡sus PLAYAS! La Costa de la Luz, y en concreto las playas de Conil son como aquella niña juguetona luego adolescente rebelde y divertida que más tarde irá madurando, que prefiere contemplar un atardecer a ver los primeros rayos de sol tras una larga noche de fiesta. Pasarán los años y esa joven se convertirá en una mujer. Ya no lleva esa revista con el cantante guapo de moda en su portada sino un libro que leer tranquila sentada a la orilla del mar… Llegarán, o no, los hijos, la familia, los amigos, y también las ganas de encontrar un momento para ella, para respirar, para disfrutar de la única compañía de las olas de mar. Etapas, momentos únicos para disfrutar al máximo sin mirar a atrás. Así son las playas de Conil, cada una con sus peculiaridades pero todas irresistibles.
Comencemos por la playa de El Palmar, un paraíso natural, verde, de camino de tierra y chiringuitos con Chill out, es un lugar en el que relajarse tanto en verano como en invierno, “alternativo”, diferente, zona ideal para tomar un cocktel en cualquiera de sus terrazas, asistir a un concierto al atardecer, dar clases de surf, hacer submarinismo, bodyboard o parapente.
Si lo que buscamos es una playa nudista, podemos acceder desde El Palmar o cruzando el puente sobre el río salado hasta la Playa de Castilnovo. Arena fina, mar, paz, silencio, pesca, todo ello junto a un Castillo.
La playa de los Bateles es la zona de los jóvenes por excelencia, se encuentra a unos pocos metros del paseo marítimo de Conil, en la otra margen del río, y al igual que toda la costa, cuenta con arena blanca y fina, y agua cálida sin muchas olas ni corrientes. Es una playa ideal para lucir los resultados del gimnasio de todo el invierno.
El Chorrillo, justo después de los Bateles y antes de llegar a la playa de la Fontanilla, ha sido y sigue siendo la zona de la gente del pueblo, donde lo mismo encontramos pandillas de amigos que familias. Debe su nombre a un antiguo arrollo que discurría desde el pueblo hasta la playa. Hoy día aún se conserva un pequeño canal por el que discurre el agua escaleras abajo. Tiene unas bonitas vistas de todo el pueblo.
La Fontanilla destaca por su ambiente familiar, tortillas y bocatas se confunden con castillos y palas de playa. Cuenta con aparcamiento, chiringuitos, restaurantes de primera calidad y centro de protección civil y cruz roja. Suele estar bastante concurrida, sobre todo los domingos es recomendable llegar temprano si vas en coche.
Llegamos a la playa del El Roqueo y La Fuente del Gallo, aquí la cosa cambia. Se mezclan los colores ocres de los acantilados con el turquesa del mar, un ambiente íntimo pero a la vez salvaje, ver la fuerza de las olas cuando la marea sube mucho chocando con las rocas es un espectáculo. Esperar la caída del sol desde esta playa es inolvidable también. Está un poco más lejos del pueblo pero no suele haber problema de aparcamiento. Se accede bajando unas escaleras y cuenta también con chiringuitos y duchas.
La Playa de Roche, junto a la urbanización que lleva su nombre, y la Torre del Puerco, donde acaba el término municipal de Conil cierran estos casi 14 kilómetros de playa. La primera urbanizada, amplia y dorada. La segunda virgen, tranquila, prácticamente sin explorar.
Éstas son unas breves pinceladas de lo que tenemos la gran suerte de disfrutar en casa y de lo que estamos deseando compartir contigo. Si te apetece conocerlas mejor, pasear por su orilla y descubrir además otros rincones, no te pierdas la semana que viene nuestra próxima entrada del blog hablando de las Calas de Conil donde seguro que querrás volver.
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